dimecres, 30 de desembre del 2009

El resorgir del Penedès


La DO Penedès vol resorgir. Aquest dijous abordava a La Vanguardia en un ampli reportatge la situació. Quina és la vostra opinió?


La denominación de origen Penedès se moviliza para recuperar prestigio

Los polígonos industriales y el bajo precio de la uva han reducido la producción en 25 millones de botellas   |  La recuperación implica potenciar el enoturismo y aumentar la calidad   |  En las tierras del Penedès se elabora vino desde el siglo IV a.C., pero desde el 2003 sufre una progresiva pérdida de prestigio
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RAMON FRANCÀS  | Vilafranca del Penedès | 28/12/2009 | Actualizada a las 23:35h | Ciudadanos
"Sabemos que estábamos enfermos y por ello hemos ido al médico, y ahora nos estamos tomando lo que nos ha recetado". Con estas palabras el director del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Penedès, Josep Ribas, ilustra una situación preocupante de pérdida de prestigio y de cuota de mercado del Penedès. De hecho, desde el 2003 en esta región vitivinícola, donde se elabora vino desde el siglo IV a.C., se ha reducido la producción en cerca de 25 millones de botellas, perdiendo iconos como los blancos Viña Sol o Viña Esmeralda de Torres, actualmente amparados por la DO Catalunya.
Sólo en el último año la producción ha pasado de 34,9 millones de botellas a 27,6. Desde el 2003 el Penedès también ha visto como se reducía en 30 el número de bodegas elaboradoras, mientras que se perdían cerca de 2.000 viticultores y las hectáreas de viña retrocedían en unas 2.500. Desde el Consejo Regulador de la DO Penedès se ha venido considerando que "la particular situación geográfica del Penedès –del mar a la montaña– hace que el paisaje sea cálido y armonioso, lleno de luminosidad mediterránea y muy acogedor". Pese a ello, la proliferación de polígonos industriales y logísticos, la substitución de los ancestrales paisajes de viñedos por cemento y la grave crisis por el bajo precio que se paga por la uva a los viticultores han disparado todas las alarmas. Incluso la sede del Consejo Regulador, del Institut Català de la Vinya i el Vi de la Generalitat o de la patronal de los vinos (Uvipe) está situada en un polígono. Y es que el Penedès se ha ido alejando progresivamente del modelo de las zonas enoturísticas de prestigio mundial.

Para corregir la situación se ha impulsado un plan estratégico que incluye una treintena de iniciativas tendentes a buscar una personalidad diferenciadora para los vinos del Penedès, así como elevar el listón del prestigio y de la calidad. Se propone hacer bandera de la variedad de uva blanca xarel·lo, potenciar la oferta enoturística y preservar el ancestral paisaje de viñedos, así como crear una categoría que singularice los vinos de más alta expresión y conectar más con el consumidor con un lenguaje sencillo y comprensible. Incluso recientemente han escogido un nuevo eslogan ("Sol i vi") y un nuevo logotipo y han puesto en marcha una campaña publicitaria.

El presidente de la DO Penedès, Francesc Pascual, incide en la necesidad de incrementar el nivel de calidad para garantizar el futuro, así como explotar "al máximo" las potencialidades enoturísticas que se brindan por la proximidad del Penedès con Barcelona y Tarragona. Pascual, que ve que hay "ganas e ilusión" para remontar la situación, afirma también mostrarse convencido de que no hay futuro si el viticultor no se pude ganar la vida, ya que "de lo contrario difícilmente producirá uva de calidad".

El responsable de la viña y el vino del sindicato Unió de Pagesos, Joan Santó, dice que con el nuevo plan estratégico "hemos pasado de hacer todo lo que se quería a sólo hacer unas cuantas cosas", lo cual le lleva a temer que "no todos estarán dispuestos o podrán seguir el plan estratégico". Santó entiende que es fundamental recuperar la "identidad propia", que ahora considera "perdida", y recuerda que "el viticultor debe poder ganarse la vida con unos precios justos". El presidente de la patronal de los vinos del Penedès, Miguel A. Torres, cree en "el entusiasmo de las nuevas generaciones" para elevar el prestigio del Penedès y en la apuesta por las variedades autóctonas y las que se están recuperando.

A iniciativas como Qalidès (asociación integrada por Albet i Noya, Avgvstvs, Can Feixes, Can Ràfols dels Caus, Torres, Gramona, Jané Ventura, Jean León y Mas Comtal), que apuesta por la elaboración de vinos que "expresen una búsqueda apasionada de la calidad sin restricciones y un respeto por el entorno y el terruño", se añade ahora el ímpetu de nuevos proyectos impulsados por nuevas generaciones, como el de Marcel Sabaté con su decidida apuesta en Castellroig por los vinos y cavas de terruño. Su contagioso entusiasmo puede encontrarse también en proyectos como el de Mas Candí y en otros jóvenes enólogos y bodegueros, como es el caso de los hermanos Joan y Josep Cusiné y sus respectivas esposas (Parés Baltà), de los hermanos Manel y Ramon Aviñó (Can Ramon Viticultors del Montgròs), de Marcelo Desvalls (Finca Viladellops), de los hermanos Antoni y Mercè Rossell junto con el enólogo Salvi Moliner (Oriol Rossell), de Enric Soler junto con Ester Nin (padres del Nun Vinya dels Taus) o de la pareja formada por Irene Alemany y Laurent Corrio (autores del tinto de alta expresión Sot Lefriec), pero también en creadores vinculados a grandes firmas, como Mireia Torres (Bodegas Torres), Damià Deàs y Eva Plazas (Vilarnau) o de los hermanos Paco y Toni de la Rosa (Torelló).


Fe ciega en el terruño


RAMON FRANCÀS
Sant Sadurní d’Anoia

Pese a los nubarrones que amenazan tormenta, no pocos jóvenes inquietos se muestran convencidos de las potencialidades del Penedès. Pepe Raventós, de 35 años, ostenta la representación de la decimonovena generación de una misma familia propietaria de una de las fincas más antiguas y emblemáticas del Penedès. Sus ancestrales viñedos ocupan 70 hectáreas de las 90 de esta finca de Sant Sadurní d’Anoia. Su gran símbolo es el longevo roble de Can Codorníu, de más de tres centurias. Hace ya dos años que se hizo con las riendas de la gestión de Raventós i Blanc, una bodega de referencia fundada por su abuelo que elabora medio millón de botellas de cava y 300.000 de vinos amparados por la DO Penedès. Cuando empezó a trabajar en la bodega, en 2001, sólo exportaban el 10% de la producción. Ahora, cuando acaban de entrar en la China, ya comercializan en 25 mercados internacionales un 25% de su producción. Sólo en Nueva York ya venden el doble que en Madrid. Pero su “gran sueño” es situar los vinos y cavas que nacen de sus viñedos “en el mapa mundial de los vinos de prestigio”. Y en ello están, apostando por productos que “expresan el terruño, el clima y la personalidad del Penedès”. Pepe Raventós considera que los vinos del Penedès nunca han gozado de prestigio, aunque sí han sido rentables y han tenido “notoriedad”. Cree obcecadamente en las “oportunidades” que brinda el futuro al Penedès pero advierte, ante la progresiva desaparición de viñedos y la proliferación de polígonos logísticos y industriales, que “cualquier región vitivinícola de prestigio mundial va asociada a un paisaje de calidad”. Pone como ejemplo de ello la Borgoña, California, la Champagne, la Toscana, Alsacia o el Priorat. Es por ello que propone crear “anillos de protección vitícola” en el Penedès.
A Jordi Arnan, de 38 años como Ramon Parera, su socio en la bodega Pardas de Torrelavit, le gusta contar una anécdota que ilustra el desconocimiento y el poco respeto que despierta el mundo rural en general, y el vitícola en particular. Hace ya años, en fechas próximas a las fiestas navideñas, sorprendió a un hombre que armado con un serrucho intentaba llevarse una de sus vides para convertirla en su árbol de Navidad. Al darle el alto se llevó como respuesta que la vid había fenecido. Al parecer, desconocía el parón del ciclo vegetativo durante el periodo invernal. Arnan y Parera profesan una “fe ciega en el Penedès”. Añaden que “creemos enormemente en las potencialidades de nuestra tierra”, y aseguran que “de aquí no nos moverán”. Entienden que el Penedès está situado en una zona estratégica justo al lado de Barcelona y que, con una buena gestión de este activo, se pueden obtener muchas oportunidades de desarrollo económico gracias al enoturismo. Su trabajo, que se adapta a los parámetros de la agricultura ecológica, es muy respetuoso con la diversidad y el equilibrio natural en las viñas. Iniciaron su proyecto en 1996 pero no fue hasta el 2004 que lanzaron sus primeros vinos al mercado. Han apostado fuerte por las variedades autóctonas, como el xarel·lo y el sumoll, y ya han alcanzado una producción de 50.000 botellas, de las que exportan un 30%.
Aunque ya empieza a coger el mando de Recaredo, una de las firmas más prestigiosas del Penedès, no está previsto hasta dentro de dos años que Ton Mata Moliner, de 39 años, se haga cargo de la dirección general de esta bodega de Sant Sadurní d’Anoia que se ha centrado en los cavas brut nature de añada y de larga crianza pero que también elabora un tinto y un memorable vino blanco de xarel·lo. Ante la destrucción del paisaje ancestral de viñedos y la proliferación de polígonos, Ton Mata fue uno de los fundadores, junto con Ramon Parera, de la asociación Al Penedès Vinyes, actualmente inactiva. Se muestra convencido de que el futuro del Penedès pasa por la protección de su paisaje. En este sentido apunta que el Penedès es necesario como la gran zona verde situada entre las dos grandes áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona. Ton Mata, la tercera generación de una firma fundada en 1924, cree en el atractivo del Penedès como zona enoturística de primer orden dada la proximidad con Barcelona. De hecho, afirma que “sin paisaje no seremos capaces de hacer percibir que en el Penedès se hacen grandes vinos”. El futuro tampoco lo concibe sin apostar por las variedades autóctonas, especialmente por la polivalente xarel·lo, y por la viña como elementos esenciales. Defiende, pues, los elaboradores de calidad que controlan todo el proceso, desde el viñedo hasta el embotellado y el etiquetado.
Un caso único es el de Albert Jané, de 36 años, un inquieto enólogo del Baix Penedès que dejó las cavas familiares de El Vendrell para desarrollar un proyecto más personal en la DO Montsant, donde ha cosechado un éxito fulgurante con Acústic Celler. Incluso el gurú norteamericano Robert Parker, el prescriptor más influyente del planeta, ha ensalzado sus vinos. Ahora Albert Jané quiere volver a casa y calcar en el Penedès su proyecto de la comarca del Priorat, apostando igualmente por “viejas viñas ancestrales de variedades autóctonas”. Ya está “mirando” viejos viñedos plantados en vaso en zonas altas del Penedès, como El Montmell, interesándose inicialmente por variedades blancas como el macabeo, el xarel·lo, la subirat parent o la malvasía de Sitges. En una segunda fase quiere desarrollar tintos en base a variedades como la sumoll, la garnacha o la cariñena. Ve en las longevas y retorcidas vides un patrimonio equiparable a “las viejas iglesias”. Cree “en el muchísimo potencial, carácter, singularidad, historia y cultura del Penedès”, y quiere volver a la agricultura que practicaban sus antepasados. Se ha marcado como objetivo que sus primeras botellas del Penedès salgan ya de la cosecha del 2010. Lamenta el exceso de vinos que se elaboran con variedades internacionales y no tiene dudas del “gran futuro” que tiene el Penedès, “una zona privilegiada con paisajes preciosos”, si se apuesta por vinos que expresen mayor “identidad y carácter”.

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