dimarts, 28 de setembre del 2010

Dolça iniciativa a Sitges



També aquest dilluns publicava a La Vanguardia un reportatge sobre un dels grans tresors vitivinícoles de Catalunya, la malvasia de Sitges de l'Hospital de Sant Joan Baptista. Què us sembla aquesta iniciativa d'apadrinament per a garantir la continuïtat d'aquesta joia benèfica?

Dulce apadrinamiento
Sitges apadrina las vides de la ancestral malvasía, uno de los emblemas del municipio

R. FRANCÀS
Sitges

Cuenta la leyenda que los primeros sarmientos de la dulce malvasía llegaron a Sitges de la mano de un almogávar que, a principios del siglo XIV, acompañó a Roger de Flor hasta el Mediterráneo oriental para sumarse a la lucha contra los turcos que asediaban el imperio bizantino. Hay quien cree que las uvas de malvasía bien hubieran podido ser las utilizadas para elaborar el vino de los dioses griegos, el Vinum Arvisium, ya que esta variedad toma el nombre de una deformación italiana del puerto griego de Monemvasia, en el sur del Peloponeso. Pese a ello, se mantiene cierta controversia sobre si esta variedad procede de tierras helenas o si, más bien, es originaria de Asia Menor. No parece haber duda, sin embargo, que la milenaria malvasía se produjo en Grecia durante los siglos XIV a XVI y que venecianos y otros mercaderes la vendieron en Constantinopla, Italia, Francia o España. Sea como fuere, no es ninguna leyenda que a principios del siglo XVIII el cultivo de la noble y ambarina malvasía ocupara una cuarta parte de la tierra del término municipal de Sitges. Pero la llegada de la plaga de la filoxera, la aparición del cava y los elevados costes de producción pusieron contra las cuerdas a esta variedad de esférica uva blanca. Consciente de que su cultivo acabaría desapareciendo, el diplomático Manuel Llopis de Casades quiso evitarlo legando en 1935 al Hospital de Sitges su viña del sector del Aiguadolç, hoy un ínfimo reducto verde en un municipio turístico donde el palmo de suelo tiene el valor del oro, y su negocio familiar de elaboración de malvasía. La condición era mantener intacta la elaboración de este sabroso elixir. Aún actualmente el albacea del legado debe recibir anualmente 12 botellas de la auténtica malvasía de Sitges, que se elabora en una centenaria bodega que es toda una joya, para dejar constancia de su continuidad.
    La mayor demanda ha llevado a la fundación que gestiona este benéfico hospital geriátrico de Sitges, que preside el alcalde del municipio, Jordi Baijet, a plantar más viñas. Con el objetivo de hacer viable la última plantación, un total de 684 vides situadas junto al Hospital de Sant Joan Baptista, en una tierra que se dejó en barbecho durante dos años, la fundación del hospital ha lanzado una campaña de apadrinamiento de cada vid, al precio de 30 euros por planta. El administrador del hospital, Roland Sierra, asegura que “la malvasía es uno de los emblemas más importantes de Sitges y con esta campaña contribuiremos a mantener y preservar nuestro legado histórico”. La nueva viña, que pretenden convertir en su “joya de la corona”, se destinará a la elaboración de vino ecológico. La campaña, según Sierra, pretende implicar a todos aquellos ciudadanos de Sitges y de la comarca del Garraf que creen que la malvasía es “uno de los principales signos de identidad” de este municipio. La campaña también se dirige hacia aquellas personas que estiman “el valor de las tradiciones”. Quien apadrine una vid recibirá, en tres años, una foto de su “ahijado”.
    En el boletín de apadrinamiento se llega a afirmar que “si te gusta el proyecto, no te lo pienses más”. Se añade que “es igual la edad que tengas, si estudias o trabajas, o a quién votaste en las últimas elecciones”. De hecho, el administrador del Hospital de Sant Joan Baptista no tiene dudas de que “la malvasía está muy por encima de la política”.

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